A mediados del año 2015, estudiantes de la Universidad Nacional de Asunción iniciaron una protesta en contra de groseros actos de corrupción en el seno de la más emblemática casa de estudios del país. Las pequeñas manifestaciones pronto empezaron a florecer en diferentes puntos del país hasta convertirse en una de las revoluciones juveniles más importantes del siglo, “la primavera estudiantil” que logró tumbar al por entonces rector Froilán Peralta, quien fue condenado por lesión de confianza luego de un largo y viciado proceso judicial.
No fue hasta agosto de este año que el exrector Froilán Peralta, en un segundo juicio, recibió una condena de tres años de pena privativa de libertad por el hecho punible de lesión de confianza agravada, por el desvío de G. 1.225 millones de la institución, lo que quedó evidenciado tras las protestas estudiantiles que paralizaron el sistema educativo universitario en las 12 facultades de la Universidad Nacional de Asunción.
El exdecano de la Facultad de Veterinaria, quien gozaba de gran influencia política, finalmente fue absuelto del otro hecho punible del cual se le acusó, inducción, debido a la prescripción del delito. La corta pena fue criticada por el movimiento estudiantil, sin embargo la fuerza de aquella unión de jóvenes hace siete primaveras logró sanear en parte el esquema de corrupción que controlaba a toda la UNA.
En esta causa también fue condenada María del Carmen Martínez Méndez, exdirectora de Talento Humano de la Universidad, persona fiel a Froilán, quien fue grabada en vídeo destruyendo evidencias durante la toma del Campus, por lo que pasó a ser conocida popularmente como «La comepapeles«, ya que al verse imposibilitada de salir, empezó a ingerir documentos que se presumen, comprometían aún más a la administración de ese entonces de la casa de estudios. En su caso, fue condenada a tres años y seis meses de cárcel por el hecho de estafa, pero absuelta del hecho punible de apropiación.
El Tribunal que estuvo a cargo del juzgamiento de esta causa estuvo presidido por Victoria Ortiz e integrado por Rilsy Ortiz y Pedro Nazer.
Esta causa empezó a ser juzgada en 2021, sin embargo, ese primer juicio fue declarado interrumpido en octubre del 2021 por el el Tribunal de Sentencia, integrado los jueces Javier Sapena Leticia Fracchi y Ana Silveira, a raíz de que habían pasado más de 10 días hábiles, los permitidos por la ley, para la interrupción de un juicio. La audiencia había sido fijada 16 días después, a causa del fallecimiento del padre del presidente del colegiado.
Por esta razón el juzgamiento tuvo que hacerse de nuevo, con nuevos jueces.
Esta gran revolución se inició a mediados de setiembre del 2015, las primeras protestas empezaron a crecer y pronto los estudiantes tomaron el Campus de la Universidad, con cánticos, pancartas y pernoctadas bajo un mismo lema, acabar con la corrupción.
Ante una enorme presión social y política, los estudiantes resistieron y mantuvieron bajo control el campus, protestas que resonaron en las 12 facultades, exigiendo la renuncia de Peralta y todo el Consejo Directivo.
Las denuncias señalaban al exrector por irregularidades en cuanto a asignación de rubros docentes, además de tráfico de influencias para beneficiar a ciertos funcionarios en cargos importantes y nombrar a familiares a pesar de no estar calificados ni reunir los requisitos.
Tras el estallido social del #UNANoTeCalles, la Fiscalía se vio forzada a actuar ante las denuncias y ordenó la captura de Peralta, quien permaneció oculto al menos una semana tras la toma del Campus.
Las fichas empezaron a caer en efecto dominó; diez decanos presentaron su renuncia, lo que permitió transparentar muchos procesos en la institución educativa, gracias a un movimiento autoconvocado de estudiantes, que antes de anteponer sus intereses académicos, apostaron por una revolución pensando en las futuras generaciones.