Hoy continúo el juicio a Jimmy Wayne Gallién, y otros acusados de formar parte de un grupo criminal que se estaba formando en Paraguay como nexo del cártel de Sinaloa, México, para el tráfico de cocaína a Europa. En la jornada parte de los acusados presentaron declaración indagatoria, donde uno, Carillo, admitió su reprochabilidad.
Primeramente declaró el señalado como líder de un grupo criminal Jimmy Wayne Gallién, quien se declaró inocente y sostuvo que no hay pruebas en su contra. Afirmó que por su enfermedad puede morir en la cárcel, donde se encuentra desde hace 6 años. «Yo me duermo en las noches con miedo de no despertar al otro día», comentó.
Patricio Fernández, otro acusado, dijo que en ningún momento trasladaron droga en su taxi, y que los mexicanos optaban por su vehículo por el tema de aire acondicionado. Mencionó que trasladó a Martín Huerta, Armando Carrillo y Marco Castro.
Cuando lo detuvieron le dijeron que era una cuestión de rutina, y que luego, él mismo condujo su taxi hasta la Senad, donde no encontraron nada más que su teléfono y su billetera con 5 millones, que eran el salario de su señora.
Por su parte, en su declaración el acusado Armando Carillo, se declaró culpable. Pidió perdón por haber involucrado a la gente en el tema de la droga que se trajo de PJC.
Aclaró que no les mencionó a muchos de los acusados en este caso que él poseía droga. “Como les dije desde el principio yo soy el único responsable en esto”, expresó.
«Detesto haberlos involucrado en algo que no tiene nada que ver», puntualizó Carillo.
De igual forma declaró Hernan Liseras, acusado de lavado de dinero y asociación criminal, quien dijo que le consultaron cómo se hace una importación y le prometieron un lugar en la empresa que supuestamente se iba a constituir sobre importaciones de máquinas para una fábrica de azúcar.
“Este proceso penal me fundió mi vida, hundió mi matrimonio, hundió mi empresa sin haber quebrantado una sola ley en el Paraguay y mucho menos una ley extranjera sin embargo, sigo procesado, siendo inocente, no quebrantando la ley, siempre he tenido una postura rectilínea ante la sociedad como abogado como despachante como ciudadano paraguayo”, acotó.
Asimismo, presentó declaración el mexicano Martin Huerta, quien también se declaró inocente.
El Tribunal de Sentencia integrado por las juezas Gloria Hermosa, Alba González y el juez Víctor Alfieri fijó la próxima audiencia para el miércoles 2 de noviembre a las 10:00 horas.
Los fiscales de la causa son Elva Cáceres y Osmar Segovia.
Los mexicanos acusados por la fiscalía son Jimmy Wayne Gallien, Marco Antonio Castro de la Rosa, Martín Víctor Manuel Huerta Flores y Armando Carrillo Flores.
Los demás procesados son los paraguayos Pablo Eliseo Brítez Núñez, Patricio Mario Fernández Villalba (ambos taxistas), el abogado Hernán Liseras y Ubaldo López.
Antecedentes
Según refieren los antecedentes, la pesquisa que desembocó en la detención de los presuntos narcotraficantes se inició la investigación el 14 de septiembre de 2016, tras una nota recibida de parte de la Dirección de Inteligencia Técnica de la Senad, en la que comunicaban que ciudadanos mexicanos y paraguayos presumiblemente formarían parte de una estructura criminal.
Los datos señalan que Gallien sería el líder de la banda que pretendía enviar más de 300 kilos de cocaína a Europa utilizando como fachada una empresa ensambladora que crearon para el efecto. La primera cantidad tenía como destino final Holanda.
Fernández Villalba y Brítez son taxistas que fueron reclutados por la organización criminal, según las evidencias incautadas por los intervinientes. Los dos citados se encargaban de realizar los traslados de las mercancías.
Por otro lado, Huerta Flores (mexicano) cumplía supuestamente la función de coordinar la compra del papel aluminio de una empresa que aparece con la denominación OTR Import S.A.C.I., en tanto que Carrillo Flores sería el líder de la estructura criminal en el país y respondería al jefe de la organización, Jimmy Wayne Gallien.
Los antidrogas manifestaron que Marcos Antonio de la Rosa sería el encargado de manipular el empaquetamiento de la carga legal para su impregnación con sustancias peligrosas a fin de remitir la carga de cocaína a su destino final.
