El temido líder del clan Rotela se entregó a las autoridades, luego de encabezar una resistencia a la incursión del Gobierno al penal de Tacumbú, con el objetivo de desbaratar su organización criminal asentada en dicho reclusorio.
De esta manera se cumple el principal del operativo Beneratio, que movilizó a casi 3.000 uniformados entre policías, militares, que se emprendió ya en horas de la madrugada de este lunes. Por disposición del Ministerio de Justicia, Rotela será remitido al penal militar de Viñas Cué.
En el pabellón dominado por dicho clan, los internos protagonizaron una resistencia a fin de evitar el traslado, en el enfrentamiento con las fuerzas del orden perdió la vida el suboficial Martín Mendoza, del Grupo de Operaciones Motorizadas de la Policía Nacional.
En el día de hoy, fuerzas combinadas coordinadas por el comandante de la Policía Nacional proceden a un operativo de intervención en la Penitenciaría Nacional de Tacumbú.
El objetivo es la erradicación de los privilegios y potestades de las bandas criminales en la operación de este penal, una mejor distribución de internos y la presencia institucional y efectiva del Estado en un territorio parcialmente secuestrado por la criminalidad desde hace años.
A pesar del largo historial criminal de Armando Javier Rotela desde mediados de 2000, recién en el año 2020 se haría efectiva una condena ejemplar, por lo supuesto comisión del hecho punible de Posesión, Comercialización de Susloncios Estupefacientes y Asociación Criminal previsto en los artículos 27 y 44 de la Ley No 1340/88 y su modif¡color¡o Ley No 1§l/02, y el artículo 239 inciso 1″, en concordancia con el artículo 29 ¡nc¡so i» del Código Penal.
Rotela era el líder de una organización cuyo ámbito de acción delictiva se extendía por todo el Bañado Sur en Asunción, estableciendo una estructura jerárquica y funciones específicas entre cada uno de los citados más arriba y centrándose en un primer momento en el tráfico de drogas, desde marihuana, hasta crack y cocaína.
Bajo la tutela de Armando Rotela, los demás acusados tenían la misión de comercializar sustancias ilegales en locales nocturnos de Asunción y alrededores, incluso utilizando a menores de edad por no ser imputables,
Conforme se iba afianzando el negocio ilegal, también se fue afianzando su núcleo de seguridad en la zona donde Rotela dirigía sus operaciones de tráfico de drogas en el Bañado Sur, por medio de hombres armados que monitoreaban, todo ingreso o salida de personas en la zona bajo predominio de Rotela.