23/09/2023

Un fiscal que almorzaba en un  copetín y andaba en colectivo

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Por Carlos J. Benítez

El exfiscal Isaac Ferreira, cuando estaba en la Unidad Antidrogas, era un funcionario modesto y nunca hizo ostentación de nada, como no lo puede hacer un agente del Ministerio Público que vive de su sueldo. Lo veía almorzar en un copetín y bajarse del colectivo para ir a su oficina. Siempre me pregunté, ¿es honesto o aparenta? Los años 30 años en el periodismo judicial me permitieron conocerle y responder esa interrogante. Son contados los fiscales como él.

Isaac Ferreira nunca buscó la prensa, no le gustaba las entrevistas, ni para prensa escrita, ni radial y mucho menos televisiva. Si hablaba para la televisión casi no miraba las cámaras y si era para los medios radiales, respondía lo necesario: ni una palabra más, ni una menos.

Era totalmente distinto a la mayoría de los agentes del Ministerio Público. No quería dar publicidad a su trabajo y menos ser la “estrella” en los procedimientos contra el narcotráfico.

En el transcurso de los años empecé a tener acceso a sus escritos de acusación y sobre todo a los de apelación contra los fallos favorables a miembros de organizaciones criminales. Eran contundentes y con los elementos que aportaba revelaba las evidencias contra los jueces, cuyas sentencias eran complacientes con los presuntos narcos. Por ejemplo, el caso de un piloto acusado de narcotraficante, en donde el Tribunal de Sentencia absolvió al procesado con base a una supuesta duda. Duda, que para el fiscal nunca existió, y que quedó demostrado cuando la Cámara de Apelación anuló la resolución del juicio oral, con una fuerte crítica a los magistrados que la dictaron y que ahora son investigados por el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados.

 

Honestidad

Pero además del trabajo silencioso, Isaac Ferreira era un fiscal de los que casi no hay en el Ministerio Público, por la vida austera que lleva. Nunca ostentó bienes, solo austeridad. Lo veía bajar del colectivo sobre la avenida Félix Bogado, desde donde caminaba unas cuadres para llegar a su oficina, la vieja sede de la Fiscalía Antidrogas.

En otras ocasiones, lo vi almorzando en un copetín que quedaba a una cuadra de su oficina, lo cual me sorprendía. A veces, me quedaba a mirar si realmente se sentaba en la mesa del copetín o solamente lo hacía para hacer creer a la gente que es un funcionario honesto. Sin embargo, esta escena se repitió cientos de veces, por lo, que, la duda que tenía se despejó totalmente.

En los últimos años, se desplazaba en un vehículo usado.

Si a Isaac Ferreira el salario de fiscal solo le permitía almorzar en un copetín, desplazarse en colectivo y luego comprarse un vehículo usado, ¿cómo sus demás colegas del Ministerio Público andan en lujosos vehículos y almuerzan en los mejores restaurantes?

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